XXXIV ENCUENTRO DE LA RED NACIONAL DE EDUCACIÓN ALTERNATIVA - MMEM-CECyS, CDMX
“EDUCACIÓN CON PERSPECTIVA DE GÉNERO”
Febrero de 2025
Cada año, ante la proximidad de las fechas de envío de nuestra ponencia y planeación para el viaje que asegure nuestra presencia en la Red de Educación Alternativa, nos atrapan una serie de circunstancias que es necesario solventar para hacer un alto en la vorágine escolar y confrontar ideas, discutir, analizar y finalmente hilar un tejido que contenga, en un afán inclusivo, las distintas ideas y posiciones para plasmarlas en un documento. Y este año no ha sido la excepción…
Un tema tan importante como “La educación con perspectiva de género” no se puede dejar de lado y desde hace muchos años la práctica cotidiana nos lleva a cuestionar nuestros propios paradigmas para que en un medio como la escuela impere la equidad, el respeto y el cuestionamiento a los usos y costumbres que rodean a las relaciones entre pares.
Ya en el año 2000 hablábamos del “ser niña y ser niño” en una ponencia sobre Diversidad que las escuelas presentamos para el encuentro de la REA de ese año, y desde entonces nos apoderamos de la frase de un niño con necesidades educativas especiales quien, al sentirse excluido, ya fuera por organización de una actividad, por necesitar otros insumos, porque no se le asignaba el papel que él quería representar, algún rol…, por lo que haya sido -y no por ser niño, él se hacía notar preguntando: -“¿y qué hay de mí?”. Los hechos sucedían y los enfrentábamos cuando la categoría de género empezaba a introducirse.
Es cierto que al considerarnos una escuela alternativa, solemos dar por hecho que estamos más allá de posiciones retrógradas; pero basta una confrontación de ideas o de actitudes para que aflore un discurso cargado de lugares comunes, estereotipos o prejuicios que recuerdan a escuela más tradicional. Es en el día a día que resolvemos, reconsideramos y acomodamos las ideas y los conceptos para recordar quiénes somos, cuál es nuestro quehacer y deber y si realmente estamos educando con una perspectiva de género, una visión que va más allá del aula y que implica nuestra propia deconstrucción.
Yo maestra, maestro, ¿entiendo a qué se refiere hoy educar con perspectiva de género? Hemos imaginado y construido espacios para educar-nos en el camino de la inclusión, donde tiene cabida la convivencia no subordinada a estereotipos de género o a desempeñar roles establecidos a conveniencia de grupos sociales.
Trabajamos en lo cotidiano, ese ha sido nuestro gran reto al cual se agrega la mirada de las personas que participan desde afuera en el andar de nuestras niñas y niños quienes, a pesar de todo y con las herramientas que se les pueda proporcionar, van construyendo poco a poco su propia identidad.
La vida diaria de un espacio escolar está sujeta a lo que sucede en los cambios en el tiempo y en el contexto de la comunidad que lo conforma. Se espera que el quehacer docente se encamine hacia la formación de personas con la capacidad de cuestionar, mirar de manera crítica y consciente el entorno que les rodea y con ello, empatizar u objetar los problemas de la sociedad. Dado que los contextos sociales son los que eventualmente se modifican y son las sociedades las que cambian, también se esperaría que las prácticas educativas y las perspectivas se ajusten de tal manera que los problemas de la sociedad nunca pasen de largo para las nuevas generaciones de estudiantes que egresan de las escuelas.
Ahora, de manera realista, ¿hasta dónde podemos intervenir? No sólo es preguntarse si podemos, más bien es hasta dónde debemos intervenir ya que tenemos a nuestro cargo… ¿cincuenta? ¿ochenta? ¿doscientos…? o muchos más estudiantes. Incidimos en conductas, corregimos rumbos que faciliten nuestro trabajo escolar que lleva implícito el informar, aprender, conocer, desarrollar habilidades, todo aquello que impulse a los estudiantes hacia el logro de un perfil determinado, considerando por supuesto las particularidades de cada uno. Por eso, consideramos necesario:
Propiciar ambientes de diálogo e intercambio de visiones.
Cuidar que el afán discursivo de adultos en lo general no predomine o apague la participación y la escucha de los menores.
Orientar sin prejuicios, conocer y actualizarse sobre el tema.
Establecer con toda claridad roles de colaboración cotidiana -por si hubiese quien se niegue a hacer algo que corresponda “solo a hombres o a mujeres”.
Jugar, organizada y libremente. En los juegos afloran las emociones, los prejuicios, se puede intervenir si se excluye o se adoptan roles de poder, género o manifestaciones de violencia en las dinámicas.
Integrar a especialistas que orienten y trabajen directamente con nuestros niños y niñas, con el personal de la escuela y con madres y padres de las familias en talleres de Educación Sexual Integral.
Poner sobre la mesa el lenguaje que se utiliza y que pudiera discriminar o no ser inclusivo.
Estar al tanto sobre las características de nuestra lengua que favorezcan vocabulario incluyente, palabras adecuadas a todas las personas.
Usar sustantivos no por imposición sino porque estamos de acuerdo en precisar las diferencias y llamarles de alguna forma ya que es la actitud la que define en principio el sentir inclusivo.
Diversificar el conocimiento, ponerlo al alcance de todas y todos.
Hablar claramente, deshacer prejuicios, cuestionar y alertar a chicos y chicas mayores que despiertan a sus fantasías, a sus inquietudes, a los deseos estancados en cuerpos en desarrollo.
En resumen, impedir en nuestros espacios escolares la violencia en todas sus manifestaciones.
La corriente actual permea en la Tlalnecapam a través de las familias de niñas y niños que ven en la escuela un lugar donde sus hijos e hijas pueden “ser” sin llevar etiquetas. Un lugar seguro donde se regulan comportamientos, se aprende a convivir pacíficamente en la interacción diaria entre pares con un trato igualitario entre ellas y ellos. Creemos que es una posibilidad de erradicar las condiciones de violencia imperante hacia las niñas y mujeres y que no son iguales a las que se enfrentan los hombres.
A eso aspiramos.
ESCUELA TLALNECAPAM.